En este capítulo estudiaremos los aspectos principales del proyecto de filosofía de la liberación que Ignacio Ellacuría desarrolló en la década de los setenta. En esta época, el esfuerzo de Ellacuría se puede caracterizar, en términos generales, como el intento de fundamentar teóricamente la politicidad de filosofía con el fin de hacerla efectiva respecto al cambio sociohistórico en América Latina. Lo que busca en última instancia es hacer que la filosofía se constituya en un saber operante y efectivo en la historia a través de su aporte en los procesos teóricos y práxicos de liberación.842 Y esto pasa por repensar la dimensión política de la filosofía en un mundo humano que, en cuanto totalidad, se presenta como un mundo formalmente político: Lo político, hoy más que nunca, es una dimensión englobante de todo lo que el hombre padece más que hace. No es sólo que lo político incida sobre toda otra dimensión, es, más bien, que todo lo que se hace y lo que se deja de hacer repercute en una medida o en otra en la configuración de lo político. Y, a su vez, esto que llamamos lo político a diferencia de la política, configura de modo singular lo que va a ser la vida personal. Creer que se puede llevar una vida personal al margen de lo político, es una grave equivocación, más o menos culpable según los casos.843 Para Ellacuría la politización del mundo histórico adquiere mayor relieve en el caso de América Latina a partir de la índole estructural de su situación de dependencia y subdesarrollo, como situación condicionante que determina los límites y posibilidades de acción y comportamiento de los individuos y del desarrollo de los pueblos involucrados y las formas que éste adquiere; pero también, a partir de la emergencia de movimientos populares de liberación en el continente que han buscado transformar la realidad sociopolítica para propiciar una nueva totalidad histórica.
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